Arroyo de Las Rozas de Valdearroyo, Cantabria
- Llano43
- 27 nov 2018
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Actualizado: 14 abr 2019

Arroyo es una localidad del municipio de Las Rozas de Valdearroyo (Cantabria, España). En el año 2012 contaba con una población de 106 habitantes (INE). La localidad se encuentra a 850 metros de altitud sobre el nivel del mar, y a 3 kilómetros de la capital municipal, Las Rozas. En la localidad hay varios negocios de hostelería y también diversos alojamientos rurales. A su vez cuenta con instalaciones de deportes acuáticos.
La localidad es conocida porque en ella se ubica la presa que retiene las aguas del Embalse del Ebro. Parte del pueblo quedó anegado por las aguas tras la construcción del embalse y tuvo que ser reconstruido, aunque hoy en día el pantano es uno de los principales atractivos del mismo.
Arroyo guarda un señorial aspecto aburguesado de su época industrial, lo muestra sus edificios de cantería y alturas ajenas a la zona.
Para recorrer sus mejores parajes es mejor descender ladera abajo, hacia la orilla, posada casi sobre ellas y librada de las avenidas por un pequeño altozano de arenisca, encontraremos la iglesia románica de Santa María.
Junto a ella se encuentran los más antiguos vestigios de poblamiento del municipio. Se trata de una necrópolis de tumbas excavadas en la roca, ubicada en torno a la antigua iglesia parroquial (románica). Parece ser que eran visibles algunas losas de las tapaderas, en la losa superior, en la parte de la cabecera, una cruz griega labrada. La antigua iglesia parroquial de Santa María es un sencillo edificio románico, de una sola nave rectangular con ábside también de planta rectangular. En el imafronte tuvo posiblemente la espadaña románica, aunque la que hoy podemos contemplar es del S.XVII. Otros añadidos posteriores son el pórtico cerrado de la fachada sur, y las capillas colaterales abiertas a la fachada norte.
Podemos contemplar en el exterior los canecillos románicos del ábside, muy sencillos de caveto. En el interior se conserva el arco triunfal románico apuntado, como de cañón apuntado es la bóveda del presbiterio. Quizás lo más interesante sean los capiteles de dicho arco triunfal, aunque de tosca ejecución. El izquierdo representa la crucifixión de Cristo, con dos soldados flanqueándole con lanzas. El soldado de la derecha clava su lanza en el cuerpo de Jesús. También aparece una figura femenina, la Virgen o Magdalena, con túnica y una inscripción superior que dice MARIA: el cimacio se decora con dos lazos cerrados. El capitel derecho representa la figura de un hombre en lucha con una fiera en el lateral, en la zona central un personaje con túnica es mordido por un animal en postura rampante; el cimacio se decora con friso de guirnaldas y flores. Las basas de las columnas, en ambos casos, se decoran con grandes boceles sobre plinto con bolas. Todo ello perece de finales del S.XII, obra posiblemente de canteros locales influidos por los maestros del románico palentino.
También es interesante la pila bautismal románica, decorada con arquería, sobre plinto prismático. En el ábside se conservan restos muy deteriorados de pinturas, prácticamente irreconocibles.
La parroquia nueva es obra de 1950 con retablo mayor de fines del S.XVI, con interesante piedad en el ático y relieves en predela.
En la salida de Arroyo, cortada por la presa hormigonada del embalse, las aguas se hacen profundas y remansadas antes de retomar su curso natural, encajonado de cimas hacia las Ferrerías y Bustasur , el ramal apuntado por donde Las Rozas penetran hacia otros valles.
Desde el balcón barandillado de la presa, la estrecha rivera se abre paso entre bosques y montañas que el socavar de la corriente ha ido seccionando.
Las aves pescadoras, los animados buceadores de los remansos: Fochas, Patos, Zambullines y otros puntos lejanos que trompican como boyas minúsculas sobre las ondas, pueblan este tramo anegado. Sobre las orillas altas, por encima de los somos arenosos de los playones, Cormoranes de perfil aerodinámico secan sus alas al norte en una estática crucifixión eólica.
Rebasada la presa, la carretera siempre adquiere nuevo protagonismo marcando revueltas de cauces y vaguadas secas tras el trazado del ferrocarril, que salva todos los obstáculos volando sobre barranqueras y desniveles con el apoyo de puentes vetustos de piedra y nervadas estructuras de acero.
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