google-site-verification=dalp6kLrh9pq8Om-zWAt7Ua2NSS59PDldpfb9eLMc-4 Idolo de Ruanales Cantabria
top of page
Aloe Vera Llano43

Cantabria Turismo Cultural. Rutas,Horarios, Accesibilidad.

Por Llano43

  • Facebook Social Icon
  • Foto del escritorLlano43

Idolo de Ruanales Cantabria

Actualizado: 22 feb 2019










Idolo de Ruanales

El entorno del Monte Hijedo ha sido, es y será durante siglos y siglos, un lugar lleno de misterios e incógnitas a desvelar en Cantabria .




Está claro que en los albores de la Edad de los metales un grupo social importante habitó en esta maravilla natural milenios atrás y hoy referente arqueológico de nuestra región. En un radio de pocos kilómetros a la redonda nos encontramos con la composición antropomorfa de La Serna, el conjunto de Peña Lostroso, y hoy con el conocido como "ídolo de Ruanales" .

Todas ellas con sus diferencias, como no, pero compartiendo un estilo muy similar e intentando trasmitirnos la importancia de una jerarquía donde los primeros objetos de metal en las sociedades post-paleolíticas eran motivo más que suficiente para ser labrados y representados en la fría piedra.Nos encontramos en el paraje de El Redular, atalaya natural que domina gran parte del robledal que conforma el Monte Hijedo.

Y, casualidades del destino (o no), a unos dos kilómetros en dirección Suroeste justo enfrente del antropomorfo de La Serna. Ambos yacimientos han sido desde tiempos inmemoriales, fruto de leyendas e historias sobre "señores moros", circunstancia por la cual se tenía la creencia que bajo los impresionantes grabados habría siempre un tesoro.

El "ídolo de Ruanales" no iba a ser menos, es por ello por lo que nuevamente nos encontramos el suelo bajo sus pies rebajado cerca de un metro, básicamente por la continua rebusca de los mismos.Los vecinos de los pueblos colindantes serían quienes hace ya décadas indicasen a los investigadores la localización del conjunto.

Los recogería en primera instancia, en una escueta nota en una guía regional, el antiguo Director del Museo Provincial de Prehistoria y Arqueología de Santander, Miguel Ángel García Guinea (García Guinea, 1988: 210).

En esa misma década, prácticamente a la par, los investigadores R- Bohigas y P.Sarabia publicarían datos sobre una de sus visitas al lugar (Sarabia y Bohigas, 1988: 63), incluyendo esta vez una descripción más detallada sobre los grabados de la pared, así como un primer acercamiento a su cronología.

Desde entonces diferentes estudios y autores (con diferentes metodologías) abordan la temática de El Redular de modo dispar, agregando eso si valiosa información sobre el conjunto (Bueno y Balbín 1992, Díaz Casado 1993, Teira y Ontañón 1996, 1997, 2000).Estamos sin duda, ante otro de los grandes desconocidos de la arqueología regional.

Componente ineludible de la tipología "Monte Hijedo", sus trazos son bellos a la par que desconcertantes. ¿Que representan realmente? ¿Por qué no aparecen restos estructurales y/o materiales que ayuden a saber que significan realmente o a quien hacían referencia? ¡Por eso nos gusta la arqueología! :)Bibliografía: "Después de Altamira - Arte y grafismo rupestre post-paleolítico en Cantabria" (Editorial ACANTO)

Como podemos apreciar en la imagen principal, el conjunto de grabados de El Redular se encuentra en un afloramiento de arenisca de unos 4 metros de altura orientado hacia el Suroeste.

Se apreciar dos motivos perfectamente identificables: El motivo principal: Nos encontramos ante una figura de unos 1,78 metros de alto por unos 54 cm de ancho que se desarrolla con marcadas líneas ascendentes hasta finalizar en arco. Los trazos están realizados con un bajo relieve profundo, si bien es cierto que es la parte superior de la figura la profundidad se ve afectada por un cambio importante en la composición y morfología de la piedra.

En el interior de la misma podemos observar, hacia la mitad, como se esboza lo que parece ser el un puñal fusiforme. Un trazo semicircular nos señala la zona del enmangue del mismo, apreciándose incluso dos puntos piqueteados alrededor del mismo. Por contrapartida, en el extremo opuesto donde deberíamos vislumbrar la punta del puñal, nos encontramos de forma contundente con su ausencia. En total estamos hablando de unos 36 cm de longitud horizontal.

El segundo motivo es uno de los que más suspicacias generan. Está situado a uso 60 centímetros a la izquierda del motivo principal, y en cuanto a su forma es bastante similar al puñal citado anteriormente pero orientado al lado contrario.

En este caso existe un trazo semicircular (parecido al enmangue del otro puñal) donde encontramos cuatro puntos pareados: dos en el interior de la forma alargada y dos entre esta y el remate. Por el contrario, donde debería estar la punta o similar, nos encontramos con un extremo trapezoidal. Es en este segundo motivo donde la comunidad de investigadores y arqueólogos no se ponen de acuerdo respecto a su interpretación.

Para algunos se trata de un signo pisciforme (Sarabia y Bohigas, 1989: 63), tal vez relacionado con tallas altomedievales que se pueden encontrar en las ermitas rupestres del valle (Sarabia y Bohigas, 1989: 63). Otras hipótesis apuntan que pueda tratarse de una copia más reciente del icono que contiene la figura principal (Bueno, 1995: 94).

Sea lo que fuere, parece ser que cualquiera de las hipótesis podría incluso casar entre sí, ya que puede ser la paleocristianización (figura de pez) de un elemento de memoria pagana que pudo quedar plasmado en la pared a medio terminar/copiar. De hecho, el nivel inicial del suelo podría ayudar a dirimir si esta segunda figura se realizó con mucho tiempo de diferencia tras la primera, ya que el haberla realizado a esta altura implicaría una postura forzada de trabajo. Lo más lógico es que, una vez rebajado el suelo, se tallase o retallase para darle el aspecto actual.

Cronología:

Del mismo modo, tal y como hemos comentado con anterioridad, las similitudes con ejemplos cercanos como Peña Lostroso o el antropomorfo de La Serna, nos hace pensar que su arco cronológico prácticamente el mismo. La ausencia de materiales dificulta nuevamente una contextualización más exacta, si bien es cierto que paralelos que podemos encontrar lejos de Cantabria (como por ejemplo en estatua-menhir de Villar del Ala, Soria) nos trasladan a los inicios del II milenario antes de nuestra era (Balbín y Bueno, 1993: 52). Otras hipótesis sitúan, no solo la representación de El Redular sino todas las repartidas en el Monte Hijedo, en un arco cronológico más amplio: Entre el final del III milenario y el comienzo del II a.C. (Teira y Ontañón 1997; Ontañón 2003), época clave donde los contextos en los que las armas de metal eran un elemento social y culturalmente diferenciador.




3 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page